Madre primeriza: la vuelta al trabajo.



Mi hija salió de mi útero, pero en ocasiones he llegado a pensar que nació directamente del Basque Culinary Center. 

Hay un momento crucial en la vida de una madre: la incorporación al trabajo.
Te pongo en antecedente: cinco meses de lactancia materna exclusiva, y una hija que sufre aberración total por las tetinas.

Recuerdo cuando la gente me decía: Si le das el biberón no va a querer la tetaJAJAJAJA, ui que me atraganto.

El tiempo se me acababa, así que no tenía más remedio que intentar otra vez que aceptara el biberón, pero cuando ella me veía aparecer con él en la mano, daba igual que fuera el biberón más parecido al pezón materno del mercado, respetuoso con su anatomía bucal y hecho de materiales sostenibles y orgánicos:

(He aquí la conversación que hubiéramos tenido si la musculatura orofacial de la Churumbela se lo hubiera permitido)

-Me niego a tomar ese líquido sabor mierda seca.
-Es mi leche, cariño.
- Me niego a tomar tu leche de esa teta de plástico sabor mierda seca.

Después de muchos intentos (MUCHOS), tuvimos que aceptar que debíamos entrenarla para que se bebiera la leche con cuchara. 

Gracias universo por ponerme retos que no me dejen alcanzar la paz mental.

Como a mi hija no le gustaba mi leche descongelada (también me salió remilgada para eso) me decidí a comprar una leche de fórmula a ver si el cielo me iluminaba. Mi idea fue empezar a mojarle una cuchara en la leche artificial, para que ella fuese aceptando el sabor.

-Sabe a mierda frita
-No te he traído yo al mundo para que la palabra que más repitas sea mierda.
-Pues sabe a sobaco ahumado, a souflé de pis, a esféricos de peo, dame la tuya mami, que está más rica.

Desesperados, comprábamos diferentes tipos de leche pero...

-La sensación que me inunda el paladar es asquerosa. Coge tus cuchillos y vete.
-LA MADRE QUE TE PARIÓ

-Pero déjame las tetas aquí

Lo de haber parido a una crítica gastronómica no me estaba gustando ni un pelo, casi prefería que se hubiera decantado por hacer una sesión con Bizarrap.

Pero a mi hija había cosas que sí le gustaban:
Chupar los dedos de mami
Chupar la ropa de mami
Chupar los zapatos de mami
Todo aquello con cero nutrientes y diez mil bacterias era bienvenido en su cavidad oral.

La pediatra me aconsejó: Échale cereales a la leche, le gustará. Para todos aquellos que estén out del mundo de la maternidad les explico que ya no se aconseja dar NADA que no sea leche antes de los 6 meses, ni siquiera los cereales. Pero vista mi situación, yo le habría dado un bocadillo de pata de cerdo asada si hubiese sido necesario. Así que le di los cereales.

Y comió.
Con cuchara, pero comió.
Y a mí me invadió una felicidad indescriptible. Iba a poder incorporarme al trabajo TRANQUILA, sabiendo que la niña no iba a morir de inanición en mi ausencia.

Y fui feliz durante dos semanas. Las dos semanas que estuvimos entrenándola antes de mi vuelta al mercado laboral. Hasta que un día, tras darle de comer, le salió un sarpullido alrededor de la boca. Probamos una vez más y volvió a pasar.

Veredicto del pediatra: Posible alergia, no se la des más hasta hacerle las pruebas.
Solución: Leche hidrolizada (Esa sí que sabe a mierda seca DE VERDAD.)
Consecuencia: Tuve que pedirme un mes de excedencia para darle tiempo a que se acostumbrara al sabor (sabe a pescado podrido, y esto ya no es broma).

Spoilers:
Mi hija ya tiene 16 meses y afortunadamente no es alérgica.
Come como un rinoceronte.
Cuando cena, suelo pensar que tiene nutrientes suficientes como para aguantar tres días, pero se sigue despertando para pedir teta.
Se come el jamón ibérico como si hubiera nacido en una familia de millonarios a cargo de una granja de cerdos belloteros.
Como me descuide, dentro de unos meses me pide maridaje.

Que Dios nos coja confesaos.


Churumbela, eres la mejor.



Madre primeriza: Nuevo drama desbloqueado



Mi hija ha decidido burlar a la muerte diariamente para que su madre no sepa nunca más lo que es la salud mental.

 

Resulta que a la Churumbela le gusta dormir boca abajo. No pasaría nada si tuviera 19 años, pero es que todavía no ha cumplido los 5 meses y los bebés deben dormir boca arriba para evitar LA MUERTE SÚBITA DEL LACTANTE. La muerte súbita es cuando un bebé saludable muere durante el sueño. No se conoce la causa exacta, pero sí los factores de riesgo que la ocasionan, 

 

¿Y cuál es el factor de riesgo más importante?
 
DORMIR BOCA ABAJO
 

Gracias vida por este sueño.


Pues mi hija ha decidido que, a partir de ahora, ella va a dormir así, da igual las veces que la ponga boca arriba, ella no tarda 30 segundos en darse la vuelta y ENTERRAR SU CARA EN EL COLCHÓN.

 

El pediatra me dijo que, efectivamente, debía girarla boca arriba, y añadió: 


PERO SIN OBSESIONARTE.

 

Y yo me pregunto:

 

¿Cuántas veces debo darle la vuelta para que no se considere una obsesión? ¿Siete? ¿Diez? Y si son las 12 de la noche y ya la he girado 13 veces, ¿la dejo dormir el resto de la noche así? ¿CON LA MUERTE SÚBITA AL ACECHO?

 

Encima, cuando tienes que cambiar de postura a un bebé a las 3 de la mañana y tú no has podido descansar nada todavía, a veces ocurre algo COMPLETAMENTE ATERRADOR:

 

SE DESPIERTA

 

Y cuando la Churumbela abre los ojos como si fueran las cinco de la tarde, yo le digo:

 

"Cariño, a mami le va a explotar el cerebro y necesita descansar, ¿nos dormimos?"

 

Pero ella entiende:

 

-VÍSTETE, QUE NOS VAMOS DE AFTER.

 

Entonces la cojo en brazos y le canto canciones en francés con la esperanza de, primero, que se vuelva a dormir para poder dormir yo y, segundo, engatusarla poco a poco para poder volver a Disneyland en un futuro alegando que la niña lo desea profundamente.

 

Y la Churumbela me sonríe y me contesta con vocalizaciones que se traducen en:

 

"¿En serio me cantas esa porquería? Cántame algo de lo que escuchas tú en la ducha, mami 

Otra, otra noche, otra, 

AY QUE YO NO TE BOTÉÉÉÉ..."

 

Y sigo paseándola hasta que se duerme, no sin antes advertirme:

 

"Me voy a dormir, pero cuando menos te lo esperes me volveré a dar la vuelta, te lo digo por si te cuadra descansar un poco… para que no lo hagas muy profundamente."

 

Cuando se duerme, yo me tengo que levantar y comerme una galleta Príncipe para tranquilizarme, que ya ni tengo sueño, ni ganas de vivir, y la verdad que podría optar por una opción más sana, pero la realidad es que una mandarina no me tranquiliza igual.

 

Una hora después, abre los ojos:

 

"Mami, ahora quiero teta"

 

Y yo, amigas, estoy viviendo todo esto sin poder echarme una copita de vino tinto.



Te quiero, Churumbela.
Que la vida me regale muchos años junto a ti para poder devolverte estos momentos despertándote los domingos tempranito a golpe de caldero diciendo:
LA QUE TIENE BUENA NOCHE NO PUEDE TENER BUEN DÍA, 
LEVÁNTATE QUE HOY TOCA LIMPIEZA GENERAL.


Mis tres primeros meses como madre primeriza



Hay cosas más difíciles que sacar plaza en una oposición: poner a un bebé en la cuna sin que se dé cuenta.

Cuando pares, no sólo tienes un bebé, sino que además tienes una barriga que parece que lleva un bebé, pero no lo lleva. Además, unos días después ocurre la llamada "subida" de la leche (hasta ese momento das calostro) y se te quedan unas tetas impresionantes que parece que te hiciste una mamoplastia híbrida con Internal Bra. Yo me miraba al espejo y pensaba: Qué buena estaría si tuviera la barriga plana y otra cara.

La Churumbela se portó muy bien al principio. Por la mañana se pasaba varias horas durmiendo, y a pesar de que por la noche su pequeño estómago se transformaba en un bidón de 39 litros y quería comer cada hora, nos hizo los primeros días muy fáciles.

Yo estaba contenta de haber tenido una hija que era una muñeca reborn con el culo de Naty Peluso. La maternidad me pareció, de repente, algo sencillo.

La primera vez que me di cuenta de que mi niña tenía de muñeca de silicona lo que yo de monja de clausura, fue cuando llegó a mi vida LA PRIMERA CRISIS DE LACTANCIA.

La leche del pecho se regula gracias a la succión de los bebés, mientras más chupan, más leche produce la madre. Pues resulta que los bebés vienen medio programados ya, que parece que no saben nada pero saben más que tres, y hay momentos en su desarrollo en los que necesitan que tú aumentes tu producción de leche. Lo que se traduce en: 

Era una noche cualquiera (o eso parecía) y mi hija me pidió teta. Comió y cuando acabó, su padre la cogió, ella lloró y volvió a pedir teta, así que le volví a dar. Cuando terminó su padre la cogió y volvió a llorar pidiendo más teta. Este bucle se repitió durante HORAS esa madrugada. La niña no paraba de echar buches, y por mucho que le nosotros le repitiéramos:

EL BIDÓN DE 39 LITROS QUE TIENES COMO ESTÓMAGO ESTÁ A FULL, CARIÑO.

Ella nos contestaba:

O ME DAS TETA O GRITO HASTA QUE VENGA SERVICIOS SOCIALES

Así que se la daba.
La niña logró su cometido, al día siguiente me levanté siendo Pamela Anderson.  

De todas formas, debo decir que la lactancia me ha ido bastante bien, aunque está claro que estar unida a un bebé las 24 horas tiene sus consecuencias. Es complicado explicarle a mi hija que al otro lado de la teta hay una persona que necesita hacer cosas como vivir o arreglarse los pies, que con mis talones se puede lijar un mueble. Me paso la vida con una coleta mal hecha, con un aroma Au de Toilette Regurgitación, y con poco tiempo, muy poco tiempo para hacer las tareas del hogar que se esperan de una persona adulta autosuficiente.

A veces, mientras ella come y veo cómo se le cierran los ojos, fantaseo con lo que voy a hacer cuando se duerma: poner el lavavajillas, una lavadora, tirarme en el sillón cual morsa moribunda... pero entonces ella abre los ojos como platos y dice:

¡TE LO CREÍSTE!
y no me hace un corte de manga porque no tiene motricidad fina.

Podría alcanzar algo de libertad introduciendo el biberón, pero la susodicha NO LO QUIERE. Le da igual que sea mi leche, a ella la tetina le da asco, y a ver, entiendo que mis pechos son un manjar de los dioses, pero tampoco es para tanto, cariño, que estamos en el siglo veintiuno y TODOS LOS NIÑOS TOMAN BIBERÓN.

Otro de los dramas al que nos enfrentamos fue a los temidos CÓLICOS DEL LACTANTE. Que es, básicamente, un dolor de barriga sin tratamiento, que hace que los bebés se desgañiten llorando y que los padres necesiten intervención psiquiátrica. Una de las costumbres que adquirió mi hija en esa época fue llorar desde las 8 de la tarde hasta las 2 de la mañana. TODOS LOS DÍAS DURANTE UN MES.

A las 2 y diez estaba durmiendo.

Pero el sueño de la Churumbela es caprichoso. Ella puede dormir con música, pero se despierta si:

Mamá se sienta a comer.
Mamá se tiene que duchar.
Mamá tiene que ir al baño a hacer el número 2.
Mamá abre una cerveza.
Papá se va y deja a la niña sola con mamá.

Lo de dormir toda la noche ya es una fantasía, yo antes de acostarla le susurro que puede descansar hasta las 6 sin problema, que desde que se despierte yo le tendré preparada la teta y que me mojo el pezón en Colacao si hace falta. Ella me contesta con vocalizaciones que se traducen en:

¿TÚ FLIPAS O QUÉ?

Y te digo una cosa

NO TE HE PARIDO YO PARA QUE ME HABLES ASÍ.

En cuanto a la pareja, es evidente que la cosa cambia, principalmente diría que cuando tienes descendencia aprendes que las palabras más bonitas que puedes escuchar no son: TE AMO, sino:

Yo me quedo un rato con la niña, VETE A DORMIR.




Churumbela, eres absolutamente maravillosa.
Estoy aprovechando para darte todos los besos que me negarás con 15 años.

Gracias por estar aquí.




Mi parto


Si has leído mis publicaciones anteriores sabrás que deseé con todas mis fuerzas que mi pareja fuese la que diera a luz a la Churumbela, pero ya te aviso de que no me sirvió de nada. Al final tuve que parir yo.


Durante mi embarazo, muchas de las veces que decía que iba a tener una niña, la gente me respondía:

¡Una princesa!

Así que me pasé gran parte de mi gestación aclarando que yo no paría princesas, sino REINAS, y parece que esta info le llegó a la Señorita, que decidió sentar sus nalgas en el trono (entiéndase "trono" como mi cuello del útero) alrededor de la semana 20 y no moverse más. 


Verás que se da la vuelta, me decían.


Pero no, mi hija quería que la vinieran a buscar, que eso de ponerse de cabeza y salir por la vagina era mucho esfuerzo, y los esfuerzos son para los plebeyos. Además, a saber la de bacterias que hay en una vagina... ella prefería un entorno más... aséptico.


Así que por recomendación médica, mi parto fue por cesárea.


Ingresé la noche anterior ACOJONADA. Yo nunca me había operado y me iban a cortar cinco capas de tejido. Además de eso, le tenía terror a la epidural. Mi miedo era tal, que no era consciente de que iba a tener una hija, sino que sólo podía pensar en que iba a someterme a una operación.

 

Estaba segura de que esa noche no podría comer, pero cuando me trajeron la cena decidí devolverla y me pedí una buena hamburguesota al estilo mejicano con papitas fritas en el 200 Gramos. Los nervios no me quitaron el hambre.


Al día siguiente me vino a buscar un chico para llevarme a quirófano que estaba de muy buen humor. Estaba claro que a él no lo iban a intervenir quirúrgicamente. Y mientras salía de la habitación encima de esa camilla y con un fantástico outfit compuesto por un impresionante camisón con abertura en el culo y un gorro de ducha verde, me di cuenta de que iba a tener una hija.


Antes de entrar en quirófano, esperé en una sala al lado de una chica que iba a operarse de hemorroides. Nos explicaron que a las dos nos iban a poner la epidural, pero que a ella le iban a dar algún relajante más para que estuviera tranquila.


-Pero a ti no te daremos nada más, queremos que tú no te pierdas nada de tu parto

-Ya, ya... jejeje- Dije mientras deseaba ser yo la que se operase de hemorroides.


Me llevaron al quirófano y había mucha gente, se presentaron y me hablaron, pero yo no era capaz de escuchar nada. Me cambiaron de camilla y me prepararon para ponerme la temida epidural. Me puse en la posición que me pidieron respirando hondo e intentando dejar la mente en blanco, y cuando me pincharon pensé que había sido un poco gilipollas al estar tan asustada por esa tontería. No sentí nada, sólo un calambre en el muslo y ya. Así que si estás leyendo esto porque vas a parir, ni te preocupes, duele más darse en el dedo meñique del pie con la pata del sillón.


En poco tiempo, empecé a notar cómo se me dormían las piernas. Perder el control sobre gran parte de mi cuerpo fue muy raro, diría que hasta desagradable. Desde ese momento empecé a mover los dedos de las manos porque sentía que era lo único que podía controlar. A pesar de que estaba completamente anestesiada de cintura para abajo, la sensación de estar dormida me llegó hasta el pecho. Sentía que me costaba un poco respirar y hablar.


Se me acercó un enfermero y me dijo: En unos minutos te vas a marear, avísanos cuando ocurra. Cuando le comenté que ya empezaba a sentirme mal, me contestó: Sólo te va a durar cuatro minutos, aguanta un poco y se pasará. Así fue.


Entró mi pareja y empezaron a trabajar.


No me di cuenta de que me estaban cortando mis maravillosas cinco capas de tejido, pero sí supe el momento en el que habían llegado al útero. Unos minutos después la ginecóloga dijo: Ya está aquí ¡Vaya pestañas!


La niña empezó a llorar y yo también.

La primera vez que la vi fue impactante. Era un ser humano y lo había hecho yo. Con lo despistada que soy y no se me había olvidado nada. Hasta le puse pelazo.


Después de pasar unos minutos con ella, se la llevaron junto a mi pareja.


Yo me quedé en el quirófano para que terminaran el trabajo con una sensación que no había tenido nunca. Una profunda tristeza que no puedo explicar. Me repetí muchas veces que, afortunadamente, la Churumbela estaba con su padre y que yo me uniría a ellos en poco tiempo, pero no podía parar de llorar. Mientras acababa la intervención, las enfermeras se acercaban y hablaban conmigo para tranquilizarme. Una de ellas pidió que me pusieran música relajante (me estaban operando a ritmo de J Balvin) pero yo les dije que no pasaba nada, que de verdad estaba bien.


El tiempo que pasó desde que me operé hasta que subí a la habitación se me hizo eterno. Pero el momento llegó y pude empezar a vivir mis primeros instantes como madre de la Reina que parí. Ella, por su parte, me regaló un perfecto agarre al pecho que me permitió iniciar la lactancia materna sin dramas.


Y bueno, después de nueve meses de incomodidad, de dejar de comer cosas que adoraba, de las visitas a urgencias por culpa de los sangrados, de tener que quedarme en casa durante un tiempo, sin trabajar y sin hacer deporte. Después de los pinchazos de heparina, de los ejercicios de suelo pélvico, de la incertidumbre de si algún día mi abdomen volvería a su lugar... 


SE PARECE A SU PADRE

Pero yo la quiero igual.


Y debo decir que, aunque ella no me conoce bien, sabe que tengo dos tetas y eso parece ser motivo suficiente como para amarme con locura. 


Ahora mi misión en la vida será intentar que nunca se percate de que tiene una madre un poco zopenca. No sé si voy a poder disimularlo durante tanto tiempo.



Gracias Churumbela por todo lo que nos estás dando💜.





Bebé en camino: Cuarta parte





¿Recuerdas que tengo a un bebé en mi útero? 

Bueno, pues ahora resulta que ese bebé 
TIENE QUE SALIR.

Hace unas semanas fui a mi primera clase de preparación al parto, y la matrona se excedió UN POQUITO en algunas de sus explicaciones. Entre ellas, fue muy explícita en las diferentes formas que había de comerse la placenta.

Y, a ver, yo nunca he sido muy aprensiva, pero es que ahora YO TENGO UNA PLACENTA y no me gusta imaginar como alguien se la COME.

Si nos la piden, nosotras la preparamos en una bolsa, y ustedes la cortan en casa con un cuchillo y la congelan. Luego, por ejemplo, por la mañana, se hacen un batido de frambuesa y le echan un trocito.

¿PERDÓN?

Por mucho que yo me repetía: 
NO PIENSES EN UNA PLACENTA TROCEADA
NO PIENSES EN UNA PLACENTA TROCEADA

... mi mente no paraba de recrear imágenes de mi placenta en un smothie de frutos rojos.

Del asco que me estaba dando casi me levanto y me voy, pero como me dio vergüencita aguanté como una campeona. Con la barriga revuelta y pensando que iba a vomitar, pero como una campeona.
No fui a ninguna clase más con ella. Hay cosas más agradables que hacer en esta vida que escuchar a la guionista de SAW disfrazada de sanitaria.

Los partos siempre me han interesado, creo que es una prueba de lo mágico que es el cuerpo humano, sin embargo ahora que la que va a parir soy yo, ya no me hacen tanta gracia.

No me malinterpretes, por supuesto que quiero tener a la churumbela entre mis brazos, es solo que cuando nazca no tengo muy claro si yo quiero estar presente.

Preferiría que entrase mi novio al hospital mientras yo espero en el pasillo hasta que me digan que ha nacido, que me la traigan envuelta en una manta, cogerla y luego dársela a mi novio para que le destroce el pezón a él mientras yo le envío las fotos a mis familiares por Whatsapp diciéndoles que se parece a mí.

A mí por lo menos me parece un planazo.

Pero me temo que la naturaleza no está de mi parte.

De toda esta experiencia debo decir que siempre creí que estar embarazada iba a ser más sencillo.
Nunca pensé que tendría que hacer grandes cambios en mi vida diaria. Inocente paloma.

Recuerdo la primera vez que fui a la obstetra. Ella A SABIENDAS de que me habían  prohibido trabajar y hacer deporte, con la frustración que eso conlleva, me dijo: Pues yo trabajé hasta el final de mi embarazo, y mira que trabajo en un hospital y fue en época de Covid.

PIS YI TRIBIJÍ HISTI IL FINIL...
 
Gracias, gilipollas.

Siento que el embarazo se me ha pasado muy rápido, ni siquiera me ha dado tiempo de acostumbrarme a mi cuerpo. A veces voy a pasar entre dos coches aparcados y me giro de perfil pensando que quepo. Otras, me acerco demasiado a la mesa y me doy.  Mi agilidad mental y física no es ahora mismo mi punto fuerte.

El otro día mi sobrino de 9 años me miró y me dijo:
-No sólo te ha cambiado la barriga, el pecho lo tienes diferente ¿Verdad?
-Claro, el pecho crece y se va preparando para amamantar, es normal.
-Sí sí, es que lo tienes distinto, está más...

 CAÍDO.
(No he vuelto a ponerme más el vestido que llevaba ese día)

Pero lo que más me preocupa de toda esta experiencia vivida, no es el cuerpo, sino el hecho de que ya nunca jamás podré dejar de preocuparme por algo. En el embarazo fueron los sangrados, los movimientos fetales, los resultados de las analíticas, el parto... y después será la muerte súbita, los golpes en la cabeza, las drogas y el sexo sin condón.

A partir de ahora todas las preocupaciones se me acumularán en el entrecejo y tendré que gastarme el sueldo en mi hija, en cremas reafirmantes y en psicoterapia. No sé si me quedarán euros para echarme una copa de vino de vez en cuando y así poder sobrellevar la vida.

Pero no te preocupes cariño, yo quería traerte al mundo y lo haré con todas sus consecuencias.

Aunque debo decirte que:

Después de sufrir sofocos,
de que me salieran manchas en la cara,
de las innumerables bajadas de tensión,
de haber abandonado mi trabajo durante meses.
Después de haberte masticado la comida,
de ponerte todas las uñas en su sitio,
de fabricarte un corazón con sus aurículas y sus ventrículos,

En definitiva, después de crearte a ti usando tan solo UNA CÉLULA de tu padre y de llevarte en mi útero dándotelo todo mientras TÚ me dabas patadas en la vejiga urinaria...

Te doy un plazo de cuatro años para hacerme 25 dibujos que digan: 
MAMI ES UNA DIOSA DEL OLIMPO IMPRESIONANTE Y PODEROSA, SIEMPRE LE HARÉ CASO Y LA AMARÉ TODA MI VIDA.

Bueno, me conformo con 3 dibujos que tengan escrito: te quiero mami
pero sin purpurina, que luego la tengo que limpiar.

Te esperamos💗

Bebé en camino. Parte 3




Todos los cruasanes del mundo quieren que yo me los coma, sobre todo los de pistacho.

Explícame tú cómo le digo yo que no a un cruasán si no sé ni hablar su idioma. Al menos, cuando me los como, le envío mensajes telepáticos a la churumbela para que empiece a moverse, que yo sola no puedo perder todas esas calorías. Ahora somos un equipo, baby.


Por fin, y después de mis meses de inactividad, me han dejado hacer algo de deporte. Voy dos días a la semana con mi entrenadora y hago ejercicios de octogenaria mientras ella me asegura que soy una diosa y que me voy a recuperar super bien después del parto. Seguro que me lo dice porque le pago (y mucho), pero poco me importa porque me gusta escucharlo.


También voy dos días a piscina, y esto me ha venido muy bien para mi salud mental, primero, porque el aquagym relaja, y segundo, porque en el vestuario puedo verles las tetas a la señoras.


A ver, me explico;


Cuando estás embarazada, siempre se te acerca alguien para hablarte de sus hijos o nietos. Las señoras hablan conmigo, me cuentan que tienen tres hijos, y luego cuando nos vamos a duchar, yo les miro las tetas para comprobar cómo se les han quedado después de sus repetidas fecundaciones. Y la verdad es que hay gente que está muy bien, así que a veces me vengo hasta tranquila para casa. 


Les aseguro que alguna terapia psicológica me he ahorrado con esta práctica.


Quizás ustedes piensen que estoy siendo un poco exagerada, pero es que cuando estás embarazada todo se centra, por un lado, en lo imperfecta que puedes ser en este preciso momento:

 

¿Funciona bien tu placenta?

¿Y tus arterias?

¿Tus leucocitos tienen armas de destrucción masiva o se defienden lanzando bolas de clínex babeadas con un boli Bic vacío?


Y por otro, en lo imperfecta que puedes quedarte después de traer tu óvulo fecundado al mundo. Y es que aunque nadie te diga abiertamente que no te vas a quedar bien, el 95% de las mujeres que han tenido hijos han mantenido la siguiente conversación conmigo:


-¿Te estás echando crema?
-Sí
-Ponte también en los pechos
-Sí, sí
-Bueno, y en los muslos
-Ah, vale
-Sobre todo por la parte interior
-Vale, vale
-Y en las nalguitas también
-...Vale...
-Y en las lumbares, que esa zona se estropea también
-...
-Ah, y en los costados, que la piel de ahí se estira mucho.

¿Me explica alguien qué porcentaje del cuerpo se me va a quedar bien?

Yo por el momento, estoy notando una creciente acumulación de celulitis en las piernas (los cruasanes no tienen nada que ver), pero me gusta pensar que son depósitos de grasa destinados a la leche entera que voy a fabricar próximamente, así que digo yo que esos depósitos se van a vaciar en cuanto empiece mi producción, ¿no? 
(Si eres madre POR FAVOR no contestes a esta pregunta).

Aunque haya empezado a hacer deporte, tengo que confesar que sigo con muy poca energía.
Hay días en los que estoy estupendamente, pero hay otros en los que se me baja la tensión y mi único plan viable es tirarme en el sillón como una ballena varada mientras el polvo y la ropa sucia me miran desafiantes.

Menos mal que el padre me hace la vida más fácil. Y aunque había pensado en hacerle una estatua de bronce para agradecérselo, creo que con la que le estoy fabricando de carne y hueso le valdrá.

A todo esto se le suma que un maravilloso resfriado me ha visitado estas últimas dos semanas. Como no puedo tomar medicación, he tenido que chutarme a infusiones de jengibre, tomillo y miel, y he acabado (literalmente) con TRES bolsas de caramelos sin azúcar para suavizar la garganta.
Y es que aunque una simple tos no parezca un problema, les aseguro que cuando estás embarazada, la tos es la encargada de poner en duda tu confianza y tu suelo pélvico.

Así que cuando tengo un ataque desenfrenado de catarro, debo concentrarme en contraer para que no se me escape ni una gota de pis, ni la niña, ni la dignidad en forma de gas indeseable. 

(Borraré esta información cuando pueda volver a ser sexualmente atractiva)

Al menos, cuando vuelva a la matrona, podré decirle que subí de peso por culpa de la miel que he tenido que tomar para evitar toser, y no diré nadita sobre los cruasanes.

Y a ti, querida hija, te digo que no te preocupes, que aunque a tu madre se le quede el culo muy caído, ella va seguir haciendo twerking incluso con más ganas (Siempre y cuando las secuelas en su suelo pélvico se hayan solucionado).

Venga usted con salud, que aquí el amor le va a sobrar.

Te esperamos💖

Bebé en camino. Parte 2


Ya conocemos el sexo del bollo que estoy horneando: es una churumbela!

Cuando se lo dije a mi novio, él me respondió:
-Luego habrá que ir a por el niño

Pero no lo maté, don't worry, me hace falta su presencia al menos 50 años más.

La Churumbela no ha pisado tierra firme pero ya me ha dado algún disgusto. Resulta que se ha dedicado a hacer twerking con tanta emoción que ha dejado caer EN VARIAS OCASIONES alguna gota de sangre que me ha hecho ir cagandoleches a urgencias, sufriendo una insuficiencia cardiaca que sólo se me quita cuando me hacen una ecografía y puedo comprobar que ella está más feliz que Ricardito, y que sólo le falta decir: ponme un mojito de mango, mami.

Yo te lo cuento aquí con humor pero esto me ha restado 20 años de vida mínimo.

Y ella no se ha dado cuenta de que eso de acortarme la vida a disgustos no es una buena idea, porque ahora más que nunca, quiero poder vivir muchos años para poder decir cosas como:

En mi casa mando yo.
Las golosinas saben a caca.
Deja de hacer Tik Toks que no te voy a comprar un móvil hasta los 35.

Y hacer cosas como:
Lanzar cholas voladoras (espero que la maternidad agudice mi puntería).
Encontrar las cosas que ella pierde (espero que este superpoder también me sea concedido).
Esperarla detrás de la puerta cuando se retrase demasiado, balanceándome en una mecedora con la luz apagada mientras acaricio a mi gato. Que no tengo gato ni mecedora, pero eso es lo de menos.

Así que debido a la situación ocasionada por sus bailes desenfrenados en mi útero, tengo una baja médica, PRECISAMENTE AHORA. Ahora que me había metido en un nuevo proyecto profesional. Ahora que veía a mi yo del futuro yendo a trabajar con una barriga maravillosa y el rostro reluciente. Pero la realidad es que me quedo en casa con una cara que, más que parecerse a la de una mujer exitosa, se asemeja bastante al culo de un babuino.

Tampoco puedo hacer deporte, ni caminar demasiado, así que ya no me puedo dar mis duchas terapéuticas mientras bailo las canciones de Nathy Peluso. Mi novio me amenaza con ponerme música clásica si muevo mucho los hombros.

Toda esta situación ha sido algo estresante para mí. Me paso las noches teniendo unas pesadillas que ríete tú de las novelas de Stephen King. Y a todo esto se le suma que a mi querida hija, de vez en cuando, le da por subir por mi espina dorsal hasta mi cerebro, con el único objetivo de darme patadas en la frente y generarme unos dolores de cabeza que me hacen desear ir con un gotero de paracetamol en vena a todos lados.

Pero parece ser que esto es de familia. Mi madre me aseguró que cuando estaba embarazada de mí, estuvo 5 meses con dolores de cabeza.

¡¡CINCO MESES!! ¿Y ME LO DICES AHORA? ¿33 AÑOS DESPUÉS?
Yo te lo digo ya, Churumbela, que si me lo callo se me acumula en la garganta y a ver si luego me va a salir papada.

Pero eso no es todo, durante el mes de enero pillé el Covid. Y todos aquellos que dicen "pues yo tuve un poquito de mocos y listo" que se vayan a tomar por saco. 
A raíz de eso me recetaron 14 inyecciones de heparina. Y claro, aquí todos estamos embarazados, hasta que hay que pincharse. Entonces la embarazada soy yo.

Así que mi 2022 se ha basado en insuficiencias cardiacas causadas por los bailes de mi hija, Covid-19, pinchazos de heparina en la barriga y dolores de cabeza.

Y el otro día se me ocurrió decir en casa de mis padres:

- A ver si POR LO MENOS la chiquilla me sale buena...

A lo que mi padre contestó:

-Y si no te sale buena, TE JODES.

Sinceridad ante todo.



Pero luego vuelvo a verte el hociquillo en una eco y se me quita to'.
Te esperamos💚












Bebé en camino



Un día mi pareja y yo decidimos abandonar la preciosa y cómoda vida que teníamos, viajando, comiendo en restaurantes y comprando cajas de quintos de cerveza retornables, para adentrarnos en la espeluznante aventura de:
AUMENTAR LA FAMILIA.
 
Yo había escurrido el bulto durante algún tiempo, autoconvenciéndome de que todavía era muy joven para ser madre, hasta que me di cuenta de que como siguiera esperando iba a entrar en 

EL GRUPO DE RIESGO ASOCIADO A LA MATERNIDAD TARDÍA.
 
Así que aunque yo vaya por la vida creyendo que tengo 25 años, tengo 33 y mis óvulos empiezan a necesitar hilos tensores y ácido hialurónico.
 
Mi ginecólogo fue claro:
Las parejas tardan una media de un año en concebir, así que tómatelo con calma.
 
Y justo era lo que yo había pensado, tomármelo con calma.

PERO, dentro de mi ovario ya había un óvulo preparado para el asunto. Estaba esperando el pistoletazo de salida para deslizarse por el tobogán de mis trompas de Falopio y encontrarse con su compañero. Lo tenían todo planeado, y estoy segura de que utilizaban algún sistema avanzado de comunicación, como un walkie talkie, por ejemplo.

-Óvulo 250 a espermatozoide 850 billones ¿me recibes? 
-Aquí espermatozoide 850 billones
-¡¡¡AHORA!!!

Y PUM, fecundación.

Y mientras esto ocurría, yo estaba escribiendo en mi carta a los Reyes Magos que quería rotuladores de muchos colores para pintar. INOCENTE PALOMA.

Unos días después del encuentro entre el óvulo 250 y el espermatozoide 850 billones, a mí me dio una migraña horrible. Yo estaba acostumbrada a ese dolor de cabeza porque siempre me visita cuando me va a venir la regla, pero...

todavía me faltaban SEMANAS para que la susodicha me tocase en la puerta.

Le envié un audio a mi novio y le dije:

-Fernando, ME PREÑASTE.

Y aunque yo ya lo había predicho, cuando esta realidad me salpicó la cara varias semanas después, fue un shock.

Embarazada
+3 semanas.

A mi novio, que no lee nunca, le dio por ponerse a mirar libros de maternidad y paternidad. Hizo una cesta virtual de 150€ (repito, no lee nunca) Y yo con mucha ternura le dije que soy una tía legal, pero que si consigo los libros en pdf pues mejor, que ahora lo mejor era ahorrar para pañales y para pagar la terapia psicológica que voy a necesitar en el postparto.

Así que al final compramos dos.

Pero yo me empecé a agobiar, porque a mi velocidad de lectura, me había quedado embarazada y había parido en dos semanas. Si leo una semana más llego a las instrucciones de cómo matricular al bebé en la universidad. 

Y encima me enteré de cosas que no sabía como que después de parir, la regla te dura 40 días, y yo que doy la reproducción en 6° de Primaria, les aseguro que en los libros no pone nada del asunto.

Finalmente, y por mi salud mental, he vuelto a los libros de asesinatos.

Pues sí, estoy embarazada, y creanme si les digo que no todo el mundo confía en mi indiscutible responsabilidad de cara al futuro.

Hace unos días mi madre me contó algunas desgracias que le habían pasado a bebés de personas que ella conocía (GRACIAS MAMI), y entre ellas me habló de una ocurrida en el momento de la ducha:

-Bueno mami, yo lo bañaré hasta que cumpla los 16 años como se bañan las personas con obesidad mórbida, pasándole un paño mojado por el cuerpo, así no habrá ningún peligro.

-¿Que vas a bañar al bebé? Ni se te ocurra. QUE LO BAÑE FERNANDO.

GRACIAS, MAMI, OTRA VEZ.

Ahora mi vida se basa en hacerme diez millones de pruebas para comprobar hasta qué punto soy defectuosa y si soy tan horrible que voy a pasarle todas mis taras genéticas a mi futuro churumbel o churmbela. Tengo las venas tan hechas polvo que la próxima vez van a tener que pincharme en la yugular. Y así llevo tres meses, sin sentir ningún tipo de amor por la comida, con un cansancio extremo y una cara de zombie que no se disimula ni con mascarilla. 

Encima, desde que estoy embarazada, tres mujeres de aproximadamente 50 años me han llamado SEÑORA.

A VER... ¿POR QUÉ PIENSAN QUE SOY DE SU EQUIPO? 

Tres meses viendo cómo se me escapa el sex appeal de entre los dedos, junto con mis ganas de vivir (Aunque mi novio me asegura que mi sex appeal se basa en que soy tan antipática que parezco inaccesible. Y es evidente que se equivoca, nunca he sido TAN inaccesible antipática).

Ahora tengo que empezar a asumir que mi estado actual tiene consecuencias. Para una vez que estaba gastándome la pasta en una entrenadora personal... veo como se aproximan a mí una gran cantidad de células grasas haciendo la conga, decididas a crear tejido adiposo sin ningún tipo de piedad. Y mis músculos... han salido corriendo con el objetivo de adherirse a las nalgas de una veinteañera.

Pero estos no son los únicos efectos secundarios, también hay otros como los GASES. Ya sé que no es un tema lindo en el que pensar, pero yo no inventé los efectos secundarios de la fecundación, sino les aseguro que lo habría hecho mejor.
Pues eso, que mi novio tiene el olfato muy fino, y que no puede disimular ni una vez mis "escapadas de aire más que justificadas porque diste en la diana y tengo un cigoto por tu culpa también" y no deja de exclamar frases cada vez que ocurre:
PERO POR DIOOOS
YUOOOS
¿¿OTRO??

Pero ahora no se puede bajar del barco y no le queda otra que apechugar, que él es una buena persona, y si un día decide dejarme, tendrá que ser mínimo cuando yo vuelva a ser medianamente sexy, y cuando encuentre algún sujetador mágico con el que pueda hacer creer a la sociedad que mis pechos siguen siendo turgentes.

Dentro de lo malo, al menos puedo ahogar las penas bebiéndome alguna copa de vino 0,0 que es algo así como un zumo de uva de tetrabrik pero en botella de cristal, para que tú te creas que sigues teniendo clase.

Y al futuro humano que estoy construyendo con esmero, sólo le pido que se agarre bien a la vida, que aquí estaremos para amarlo, cuidarlo, y para hacerle creer que es alérgico al alcohol.

Te esperamos💜













 
 



El beso que nunca te di, se jubila



El beso que nunca te di, un día decidió ir a buscarte.
Hace tanto tiempo de esto, que yo ni siquiera recordaba que un beso mío andaba pululando por ahí.

Pero hoy, cuando me lo crucé de frente, lo reconocí enseguida.

Se me mezcló su cara de enfado con varios flashbacks de momentos contigo, algunos reales y otros ficticios, ya que el 90% del tiempo que pasé a tu lado te imaginaba conmigo de luna de miel en las Maldivas, bebiendo tequila en México, o teniendo hijos en Noruega, y nosotros, lo máximo que habíamos hecho era ir a tomarnos un café.

El beso que nunca te di me miró irritado.
Me dijo que estaba cansado de perseguirte.
Que se había tragado todos tus viajes de soltero.
Luego tus viajes en pareja.
Luego otra vez tus viajes de soltero.
Tus conversaciones de mierda con tu amigo el misógino.
Y luego tus viajes de pareja AGAIN.
Y que a pesar de aguantar todo eso, él seguía ahí, mirándote mientras ponía morritos,
y que a ver quién le iba a pagar ahora el lifting de su labio superior.

Me dijo que lo que él deseaba en realidad era beber mojitos y manchar la pajita de pintalabios rojo, y no esperar por ti.
Que deseaba besar clavículas y cuellos,
ser un beso de película,
un beso eterno,
o quizás uno robado,
pero no un beso que nunca se dio.

Me aseguró que no le importaba que no le pagase la pensión,
y aunque se enfadó un poco cuando le dije que tampoco le pagaría el ácido hialurónico para las arrugas derivadas de las situación vivida, me confirmó que se iría igualmente.

Le he concedido ya la jubilación.

Pero antes de irse me dijo que, no darte ese beso, fue lo mejor que hizo nunca. Y que si cuando te abandonó no te hizo un corte de manga, era porque no tenía brazo.
Así que me hizo prometerle que si te veía por la calle, te lo haría yo.

Yo te aviso desde ya, para que no te pille de sorpresa.


Y con esto, me despido:

¡¡Un beso!!

O mejor, ATENTAMENTE:

Mi dedo corazón. 










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