Tenemos que hablar…

Que sí, que me voy.

Y no, tú no te vienes.

Me marcho, y lo haré antes de que te dé tiempo a cogerme del brazo y a convencerme para que me quede sin ninguna razón de peso.

Tranqui, no te escribo esto para reprocharte nada. Todo lo que viví a tu lado fue mucho más fácil de lo que nunca habría podido imaginar... como cuando tu tía te regala ese magnífico cuadro hecho de punto de cruz que parece tan complicado y al final te das cuenta de que lo cosió sobre una imagen que ya estaba plasmada en la tela. Hay cosas que no son tan difíciles como parecen, simplemente necesitan tiempo. Gracias por enseñarme eso, nunca lo voy a olvidar.

Fuiste increíble y en ocasiones conseguiste que yo me sintiera increíble. Tan sólo por ese hecho ya merece la pena haber estado a tu lado. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y tú te encargaste de tocarme los cojones de vez en cuando. Y no, eso tampoco lo olvidaré (No soy idiota, o al menos no todo el tiempo)

¿Cómo es posible que haya pasado el tiempo tan rápido? Ya sé que esto te sonará a romantiqueo gratuito, pero creo firmemente en que estábamos hechos para conocernos, dime que tú también lo notaste. 

O mejor, no digas nada. No me hace falta escucharlo, yo lo seguiré pensando de todas formas.

No te voy a pedir que me eches de menos, no soy tan egocéntrica. Además, teniendo en cuenta que he decidido abandonarte tampoco sería muy justo ir exigiendo tonterías sin sentido. Tengo muy claro que yo para ti no fui tan importante, pero evidentemente eso no significa que te quiera menos. 

Me marcho con todo lo que me diste, aunque no sé ni qué fue, ni si me servirá para algo... pero me lo llevo de todas formas. No estoy acostumbrada a recibir cosas, así que como tú comprenderás...

Y bueno, te confieso que me voy triste, pero con la esperanza de que volvamos a vernos. Quizás para volver a pasar muchísimo tiempo juntos y re-descubrirnos de nuevo, o quizás sólo para encontrarnos durante unos pocos días... el tiempo justo para recordar con prisas todo lo que vivimos, y para recargar nuestro depósito de esa gasolina ideal que nos ayude a continuar con nuestras vidas separados.

Pero volver a vernos, al fin y al cabo.

Merci, France.
Je t'aime

4 comentarios:

  1. Cuando una puerta se cierra, otra se abre.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Quiero ser un país, para que alguien me escriba esa carta de despedida... (La France... ¿Entonces sos lesbiana? :p)

    ResponderEliminar
  4. En realidad siento cierta envidia al leer lo que has escrito; yo nunca podría escribir algo así, al menos no de un país (entero) como concepto, no honestamente.

    Saludos desarraigados.

    ResponderEliminar

Vistas de página en total