Tengo un imán, y no precisamente para los tíos buenos

Hay gente que piensa que vivo en la Sabana, que mi lengua materna se reduce a sonidos producidos con el sobaco y que para moverme de un lado a otro utilizo una liana tipo Tarzán. 

Es lo que a veces me pasa cuando digo que soy de Gran Canaria.

Por supuesto que los que piensan eso nunca me han visto en biquini, pues les aseguro que, si de verdad tuviera que trepar a los árboles para moverme por mi isla, tendría el culo considerablemente más duro de lo que lo tengo en la actualidad. 

Hace unos días mi jefe me propuso ir a París para hacer bulto en un evento importante que organizaba mi querido Hollande. Yo acepté sin dudarlo, no todos los días se puede ir a la capital francesa con todo incluido, además no podía arrebatarle al presidente de la república la posibilidad de hacerse una foto conmigo.

Mi jefe me informó de que no iría sola y me puso en contacto con otra chica que también iba a asistir. Nos encontramos en el tren y me confesó que sólo había estado en París una vez. A mí me pareció rarísimo, sobre todo porque vivía a tan sólo una hora de la ciudad del amor. Yo le dije que no se preocupara porque moverse por París era muy fácil gracias al metro.

Quién lo diría, me va a enseñar París una española- y nos reímos.

Llegamos a la estación y cogí un mapa, calculé la ruta para llegar al hotel, se la expliqué y compramos el billete. Nos dispusimos a entrar cuando, de repente, ella se acercó a una pareja diciendo con un tono de desesperación:

-Estamos perdidas, ESTAMOS PERDIDAAAAS

No existe ninguna palabra en español que pueda describir la cara que se me quedó. 
Por un momento me sentí como si hubiese cogido a Norita, una tía de mi padre que lleva toda su vida espiando a los vecinos en un pueblo con menos de 500 habitantes, y la hubiese soltado en medio de París. Claro que en el caso de Norita, el shock habría sido comprensible debido a su edad y su educación... 

Después de que la pareja de enamorados le explicara EXACTAMENTE EL MISMO CAMINO que le había explicado yo unos minutos antes, ella se quedó tranquila, y cuando a mí me llegó nuevamente la sangre al cerebro después del sobresalto, le aseguré que podía confiar en mí, que el metro era una tontería y que yo había estado en París más de seis veces. 

Puedo comprender que cuando hablo francés y digo cosas como "la semana próximo" no demuestro una capacidad de razonamiento muy alta, pero eso no quita que sepa utilizar el trasporte público. Sin embargo, por mucho que yo la tranquilizase, cada vez que salíamos a la calle y teníamos que utilizar el metro ella hacía oídos sordos a mis explicaciones y corría desesperadamente hacia los parisinos asegurando que estábamos COMPLETAMENTE DESORIENTADAS

Y yo me quedaba mirándola con cara de pokerface.

Pero ahí no acabó todo...
- Maripi, alguna vez te has comido un kebab? (gesticulando en exceso)
-¿Un kebab? Claro
- ¿Sabes de lo que te hablo, no? Un kebab (gesticulando más) ¿hay kebabs en tu isla?
- ...

Can't read my, can't read my

No (s)he can't read my poker face


-¿Y alguna vez has comido en un chino?
-¿Te refieres a si he comido en un chino aquí en París?
-No, a ver, me refiero a tu isla ¿Hay restaurantes así... chinos? ¿has probado ese tipo de comida?

Mum mum mum mah

P-p-p-poker face, p-p-poker face

Y así fueron pasando los días.

Cuando hablábamos con los parisinos ella no dudaba ni un segundo en decir cosas como que en París todo el mundo era antipático (en esos dos días no nos encontramos a nadie que nos pusiera mala cara), que había demasiada gente extranjera (hola, yo soy extranjera y estoy aquí a tu lado), e informaba a todo el mundo de que nosotras estábamos allí con todo pagado. Cuando ese tipo de conversaciones tenían lugar, yo me apartaba un poco e intentaba enviar mensajes telepáticos a los demás diciendo: a mí no me mires, yo la conocí hoy.

No me extiendo más (que podría) para no hacer un post demasiado extenso, pero no puedo irme sin decir que al final de esta corta pero intensa experiencia me dije a mí misma que sólo podía hacer dos cosas: 

1.Matarla y eliminar así el estrés acumulado durante mi estancia en la capital. 
2.Irme a vivir con ella y escribir un blog titulado conviviendo con Norita II. 

Pero bah, en el fondo soy una tía pacífica, y para convivir con alguien así necesito una fuerza psicológica de la que carezco.
Supongo que tengo un imán para la gente rara...
Muchos besos franceses a todos.

9 comentarios:

  1. Jajajajajaja, pero que salada eres!! y qué gente más rara te encuentras!!
    Esperando ya tu próxima aventura :)
    Un beso guapa!

    ResponderEliminar
  2. Desde joven no soy un tipo que aguanta burreras. Si alguien actuaba asi lo dejaba y me iba solo.
    Ser como Leonard que aguanta a un Sheldon, eso no es para mi

    Besos

    ResponderEliminar
  3. Hola, Maripi. No sabes coooooooo-mo te entiendo. Es común el desconocimiento, aunque me parece grave que esas cosas también ocurran con españoles que viven en España. Soy de Tenerife y una vez, manteniendo una conversación en chat con una española que vivía en la península, me preguntaron si en Canarias teníamos internet. Ya ves, algunos creen que nuestras capacidades vienen de poderes que escapan a la explicación humana :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo estoy deseando que alguien me pregunte cómo traspasamos el muro para pasar de Canarias a la península para inventarme una historia loca y ver la cara del que me escucha... jajaja

      Eliminar
    2. Puf, a mí me preguntaron (de eso hace ya muchos años) cómo salíamos del recuadro. Hace poco me dijeron que no sabían porqué no iba con más frecuencia a Ibiza, total, está al lado de Canarias :/

      Eliminar
  4. Jajajaja!! Me parto, de verdad. ¿En tu isla hay restaurantes chinos? Esta chica ha visto demasiado "Supervivientes"...
    Besotes!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo que le pasaba es que no había salido nunca de su casa... jajaja

      Eliminar

Vistas de página en total