El pintor cabrón



Todo el mundo se tropieza en su vida con más de un cabrón. Yo ayer me topé con uno y era pintor. 

Un pintor de los que pintan paredes, no un artista.

Y que conste que yo no tengo nada contra los que pintan paredes, siempre y cuando no sean gilipollas.

Resulta que hace unos días hicieron una reparación en mi casa. Me preguntaron si estaba de acuerdo en dejar entrar a la empresa encargada aunque yo no estuviese, yo dije que sí, así que los obreros vinieron el día previsto y arreglaron lo que iban a arreglar.

Ayer por la mañana recibí un mensaje a mi móvil que decía que en ese momento habían enviado a un pintor a tapar ciertas humedades de las paredes. No me hizo mucha gracia porque nadie me había avisado con antelación de que ese señor (el cabrón) estaría en mi casa, pero bueno, lo dejé pasar... básicamente porque aún no sabía que ese tío era un soplagaitas. (Con todos mis respetos a los que tocan la gaita, que me parece un instrumento precioso.)

Esa mañana había dejado la taza y el plato del desayuno sobre la mesa porque había salido pitando para no perder la guagua. Siempre he sido una tía desordenada, siempre, y aún así les juro que ayer lo máximo que se encontró el susodicho fue la mesa desorganizada y los platos de la noche anterior en el fregadero.

Recibí una llamada antes de terminar de trabajar en la que me dijeron que volverían la semana que viene otra vez.

Llegué a casa después de mi trabajo y vi que, efectivamente, alguien había estado allí. Olía raro y había plásticos en el suelo. Sobre la mesa había una nota:

Abrir las ventanas

No acercarse a la pared

No caminar sobre el plástico

A mí esa forma de redactar no me gustó demasiado, aquí en Francia todo el mundo es muy educado (al menos aparentemente) y más si no conoces a la persona. Aquí se le dice gracias hasta al chófer cuando te bajas de la guagua. Yo noté que quizás faltaba algún que otro POR FAVOR, pero bueno, nunca he sido muy quisquillosa. Sin embargo, cuando continué la lectura me di cuenta de que la nota estaba escrita con mala leche, pues el señor pintor escribió en el postdata: RECOGE UN POCO.

Cuando vi lo que había escrito mi querido amigo el cabrón ME ENTRÓ HASTA CALOR.

Aclaro que para hacer su trabajo EL SEÑOR PINTOR NO TUVO QUE DESPLAZAR ABSOLUTAMENTE NADA, vamos, que no tuvo que hacer ninguna carrera de obstáculos para llegar a la pared ni nada por el estilo.

Aclarar también que me tuteó, algo MUY RARO en Francia. Aquí si no conoces a alguien lo tratas de usted. Tutear puede ser considerado una falta de respeto, aunque para nosotros los españoles sea una tontería.

Después de leer esta preciosa nota de mi gran amigo, me puse a caminar por toda mi casa cabreadísima y empecé a enviar audios por whatssap a mis amigas planeando la venganza para la semana que viene:

1.Escribirle una nota dándole las gracias por el consejo y dejarle unas galletitas para endulzar su vida. Colocar las galletas en forma de corazón.
2. Llamar a la empresa para que la próxima vez me avisen con tiempo y de esta forma poder estar presente. Ponerme a hablar por teléfono en ESPAÑOL mientras lo miro y me río.
3.Con un bolígrafo rojo corregir las faltas de ortografía de su propia nota, añadiendo el "por favor" y cambiando los verbos de segunda persona al usted. (Admito que esta es mi opción preferida)
4.Dejar la casa desordenada DE VERDAD.
5.Dejarle un dibujo de una cara sonriente con un cuchillo al lado (esto lo descarto por eso de que a mí no me va lo de acabar con la vida de la gente)

Después de contarle la historia a mis amigas me di cuenta de que era la hora de ir a las clases de francés. Me planteé quedarme en casa porque estaba tan enfadada que lo único que me pasaba por la mente eran las diferentes formas de poner en evidencia al capullo pintaparedes. No me creía capaz de sentarme tranquilamente a conjugar verbos, pero como soy yo la que paga las clases, al final fui. Tuve que ir corriendo por el camino para descargar energía y que no se me estallara una vena cerebral. 
Ya podría haber ido desnuda, que del cabreo no me habría percatado ni del frío gélido que hacía.

Cuando llegué nuevamente a mi casa me puse a hacer una tortilla. Batí los huevos con tanta rabia que estoy segura que superé la eficacia de cualquier batidora eléctrica superior a 100€. Cuando me dirigí al fregadero para poner la taza que había utilizado me di cuenta de que había plástico del pintor en el suelo. Me dije: si este cabrón no quiere que lo pise ¿CÓMO COÑO QUIERE QUE LAVE LOS PLATOS? ¿POR BLUETOOTH?

Mis amigas, que son muy sabias, me aconsejaron que no hiciera nada porque el tío podía tomar represalias. Yo les decía que si me llevaba al trabajo la cámara y el portátil en mi casa no quedaría absolutamente nada de valor y que haría una foto antes de salir por si mi compañero, el pintor cabrón, rompía algo. Ellas insistieron en que de nada me serviría entrar en el juego. En fin, son buenas amigas.

Para terminar sólo quiero decirte, pintor cabrón, que apuesto a que tu mujer es la que recoge en tu casa. 

Y a ustedes, queridas lectoras, si conocen alguna técnica de vudú no duden en emplearla.

Besines.

2 comentarios:

  1. Sólo puedo decir: Será cabrón! no hay mejor modo de describir a un tocapelotas tan energúmeno!

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  2. ¿Quién le ha dado vela en este entierro? Muuuu fuerte...qué se creerá dando consejos sin nadie pedirlos...de verdad...Muy buenas amigas, sí ;)

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