El amor y las galletas



Me encantaban las galletas de coco. 
Unas que mi madre compró una vez por probar y estaban riquísimas. Pero un día comí y comí.... hasta terminarme la caja, a partir de ese día no pude ni siquiera oler las dichosas galletas de coco.

¿Que porqué cuento esto? Porque esto, señores, este hecho tan simple es la base de las relaciones humanas.

Come muchas galletas de coco, y no podrás olerlas más.
Pasa las 24 horas del día con tu pareja, los 365 días del año, y te aseguro que no querrás ni oír su nombre. Y ahora piensas que estoy equivocada, tú eres un romántico y te gustaría pasar 25 horas al día con tu novia, como Juan Luis Guerra. Pues olvídalo, no te sobrevalores, no es cierto.
Sé un buen amigo y ayuda a tu gran mejor amigo en todo. Cuando digo en todo es TODO desde lágrimas por amores imposibles, hasta mundanzas y cambios de compañía de móvil. Te aseguro que en breve tampoco querrás oír su nombre. A no ser, por supuesto, que tu amigo te dé algo a cambio (y no hablo de sexo, que también).
Métete en casa todo el día y te cansarás de la familia. Da igual lo familiar que seas y lo buena que sea tu madre, que no lo dudo. Te cansarás.

Así que amigos, la inteligencia está en saber cuándo uno debe parar de comer galletas de coco. Que luego hacemos daño a nuestra propia barriga, o peor... hacemos daño a las galletas de coco, que las pobres no tienen culpa de que nos hartemos de ellas. Ha sido simplemente nuestra poca inteligencia la que ha deparado esa intolerancia a tal fruta tropical.

3 comentarios:

  1. Jaaaaaaaaaajajajajaj en mi vida he leído mayor verad y a carcajadas como esta, si señor! El secreto está en saber controlarce. Amén!

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado mucho esta entrada !! :D

    ResponderEliminar
  3. hay personas que son muy glotóns, psicopedagogia ou psicologia?

    ResponderEliminar

Vistas de página en total