Tú no te vas a acordar



Tú no te vas a acordar, pero un día saliste de mi cuerpo y tu llanto se calmó sólo con tocar mi piel.

Tú no te vas a acordar, pero te encantaba estar entre mis brazos.

Pasabas horas sonriendo en mi pecho.

Y el simple hecho de estar a mi lado te hacía feliz.

Me buscabas con la mirada cada vez que desaparecía, y te calmabas escuchando las canciones que me inventaba por culpa de mi escaso repertorio en lo referente a música infantil.


Tú no te vas a acordar, pero te levantabas sonriendo aunque fueran las 5 de la mañana (a mí no me hacía tanta gracia, no te voy a mentir).

Me tratabas como si yo tuviera 85 años, ofreciéndome tu ayuda para darme de comer, levantarme del sillón o subirme las bragas.

Estuvimos muy unidas, cariño.

Y fue una de las mejores épocas de mi vida.


Pero esta conexión tan intensa comienza a diluirse y poco a poco empiezas a ser tú.


Y qué vas a recordar de esta etapa tan potente, tan importante, tan increíble? Nada.


Y yo un día seré esa madre, la pesada, la que no se entera, la que no te deja salir al Pachá ni hacerte el piercing en el ombligo y le harás más caso a lo que te diga la Jenny, que a lo que te digo yo.


Y, sabes? Seguramente añoraré estos tres primeros años de tu vida, en los que me mirabas con ternura, pero también estaré agradecida de que la vida me haya dado la oportunidad de seguir a tu lado. 

Además, a mucha honra me convertiré en esa madre pesada, que no te voy a dejar ir en guagua a Puerto Rico de marcha ni de coña, que sé perfectamente que quieres hacer una parada en casa de la Jenny para ponerte su minifalda de lentejuelas. En Puerto Rico no se te ha perdido nada, y PUNTO.


Un día fuimos una, cariño.

Y aunque tú no te vas a acordar,

Yo nunca lo olvidaré.


Felices 3 años❤️

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Vistas de página en total